El Cementerio Parroquial, desde su creación se halla cercano a la población en el camino viejo de Laguart que se desvía desde el ‘camí del Port’ a escasos cincuenta metros de la Cruz.
De carácter parroquial hasta la actualidad, en el presente mes de julio a pasado a ser ‘cementerio municipal’. Data de la primera mitad del siglo XIX, puesto que antaño la costumbre era la de enterrar a los fieles dentro de la iglesia parroquial en los ‘fosars’ dispuestos al efecto, ya fuera en los particulares que diferentes familias tenían a los pies de los altares confiados a su patronazgo, ya fuera en el ‘fosar comú o de les ànimes’ que era donde se enterraba al resto del vecindario sin sepultura propia. La remodelación del pavimento del templo parroquial puso al descubierto la totalidad de estas sepulturas.
Hubo, así mismo, un cementerio de moriscos, o ‘cristians nous’, que se hallaba en ‘el rodat’ o curva de ‘la volta’, en las inmediaciones de la ‘caseta de Angelet’, profusamente documentado en las visitas parroquiales de tiempos del patriarca San Juan de Ribera, que disponían que se levantara tapia y cerrara con llave para evitar la celebración de enterramientos de rito musulmán con su ‘çalá’ y ceremonial, tras haber sido enterrados simuladamente ‘en cristiano’.
Muy cuidado y atendido, como corresponde a lugar tan entrañable y sagrado, es de gran sencillez con sus nichos familiares habiendo solamente dos enterramientos de túmulo y el que nuestra generación conoció del Dr. Llorca, hoy desaparecido.
La tradición dice se halla enterrado en sus escalones de acceso el bandido ‘Palloc’, muerto a principios del siglo XX, en los años del sistema político de la Restauración, junto a la Fuente por el matón local ‘Fullana’.