Situada en la falda del monte del Caballo Verde, blanca entre verde pinada, preside y protege, según creencia del devocionismo popular, el término municipal de pedriscos y plagas. Allí se halla, en un retablo neogótico de cierto interés, la imagen del santo patrón de Murla, acompañada de las de San Roque y San Antonio ‘del porquet’. Su origen, documentado desde fines del siglo XVI, se remonta muy posiblemente al XIV, cuando los estragos cometidos por la peste hicieron que se difundiera por toda la cristiandad la devoción a San Sebastián, protector contra todos estos males, muy comunmente en forma de ermitas situadas en lugares elevados para protección de las poblaciones del valle.
Su arquitectura es simple: bóveda de cañón con dos arcos fajones y contrafuertes exteriores adosados al muro. La restauración realizada en los últimos años, sirvió para añadirle una espadaña en la cima del imafronte donde voltea una campana cedida por la parroquia de los Santos Juanes de la ciudad de Valencia. La ermita tiene acceso para coches por camino vecinal. La población celebra la festividad el 20 de enero con romería -antaño formando grupas sobre mulos- y hoy con misa, almuerzos campestres y festejos en la explanada junto a la ermita con gran sabor popular.