San Sebastián ejerce su patronazgo sobre la Villa de Murla. Abogado contra la peste y protector contra las inclemencias metereológicas, tiene su ermita en la falda del monte Caballo Verde desde donde se domina la población. Posiblemente data ésta de finales del siglo XIV en que, tras la peste que asoló las poblaciones europeas, se empezó a difundir su devoción. Se halla documentada desde el siglo XVI en el archivo parroquial. En tiempos de la expulsión de los moriscos (1609), la vemos representada en el lienzo de Jerónimo Espinosa junto a la fortificación de la Villa, ya que aquí se desarrollaron los últimos enfrentamientos con la población morisca refugiada en la sierra de Alaguar, como narran Gaspar Escolano y el Damián Fonseca en sus crónicas.
La ermita fue últimamente restaurada con la colaboración de todos los vecinos, en tiempos del curato de Ramón Martín Ramón, a lo largo de catorce sábados de trabajo voluntario de peonaje y materiales financiados por colecta. La campana de su espadaña fue cedida por la parroquia de San Juan del Mercado de Valencia y su párroco, Gaspar Navarro.
Se celebra su festividaden el sábado más próximo al 20 de enero, que es el día establecido por el santoral. Ya se ha perdido la tradicional romería montados en grupas por la carencia de éstas; sin embargo, el ascenso a la ermita, bien a pie por el viejo sendero de caballería, bien en coche por el moderno camino, reviste gran afluencia en un día entrañable que reúne a todo el vecindario y simpatizantes en un día de extraordinario ambiente con canciones, ‘dolçaina i tabalet’, en la explanada de la ermita. Tras la misa y la comida campestre, tiene lugar la bajada del Santo para ser llevado en procesió,n al atardecer, por las calles de la población. Con una cena y verbena se da colofón brillantemente a la fiesta.